La paleta de colores es muy otoñal, en la que se destacan el azul, el verde y el bordó. El clásico negro también está presente, tanto solo como combinado.
Las texturas son las protagonistas en esta colección, donde diferentes géneros lisos y estampados se apoderan de las prendas. Se combinan gasas y satenes con cuero y telas más pesadas.
El animal print se suma a la lista de clásicos como el pied de poule. También hay floreados muy sutiles en tonos invernales.
El cuero es el material principal por excelencia en esta temporada, y se lo puede ver en chaquetas, faldas, pantalones y vestidos. Las paillettes también se lucieron en variedad de prendas.
Para las noches de fiesta, la diseñadora propone vestidos, monos tipo palazzo y faldas al tobillo. Encaje, gasa, satén y tafetán son los elegidos para estas prendas ideales para los eventos más elegantes. Escotes pronunciados se imponen en largos vestidos.
Para cerrar el desfile, un vestido de novia se apropió de la pasarela con unos detalles que no se pueden pasar por alto. El drapeado en seda y gasa, en conjunto con unas piedras antiguas bordadas, se combina perfectamente con el corte sirena de la falda.
El desfile se realizó a beneficio de CONIN, fundación contra la desnutrición infantil, que también estuvo vendiendo las remeras de Awada durante los días de showroom en el BAAM.
K.
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