domingo, 16 de septiembre de 2012

El que se va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen

De un día para el otro te das cuenta que la relación que tenías con alguien ya no es la misma. Pasan de hablar todos los días a no hablar nunca. Una amistad de más de seis años que de golpe se corta. Pero no sabés por qué. No tenés motivos, sólo hipótesis. Diferentes versiones que te llegan de terceros que están al tanto de esa relación perdida. 
Decidís ir a lo seguro y hablar con esa persona, enfrentar la realidad, pero la respuesta que recibís te deja aún más desconcertado. "Ni yo sé lo que me pasa. Cuando sepa hablamos". HEAVY. Te hacés la cabeza, porque al no saber nada, es peor. Y la gente que los rodea te recomienda seguir con tu vida sin darle bola. El que se va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen. Clásico. 
Pero es imposible. Extrañás esas llamadas telefónicas, los mensajes por whatsapp a toda hora, llamadas por skype... Todo eso que hacía que esa relación fuese tan especial se convierte en historia. Fotos y videos que quedan guardados en computadoras, celulares, cuentas de Facebook y Twitter. Y los consejos que no se renuevan. "Dejala, ya va a volver". 
El tema es que los días pasan y la cosa no cambia. Al contrario, la reconciliación parece cada vez más lejana. Y las preguntas siguen sin respuestas. De golpe te das cuenta que la relación no sólo cambió con esa persona, sino con todos los que te rodean. Es horrible estar mal con una de las personas más importantes en tu vida, es como que te sentís sin rumbo, no sabés qué hacer y todo te pone de mal humor. 
Pasan meses y a pesar de haber recibido una respuesta virtual que dice que no va a volver a ser todo como antes, vos no perdés las esperanzas. No te rendís. No te importa nada. Lo único que querés es sentar a esa persona y aclarar todo, sin importar cómo. ¿Cómo puede ser que una relación de más de seis años termine de la nada? Probablemente sean causas estúpidas las que llevaron a ese final. ¿Quién sabe? Sólo la persona involucrada puede contestar eso. 
Estoy esperando una respuesta hace más de tres meses. El mundo se te viene abajo cuando tu mejor amiga está enojada pero no sabés las razones. Lo que más me duele es saber que ella no quiere arreglar las cosas. Que sea su cumpleaños y no le cambie si voy o no. Que no tengo con quien contar y a quien llamar cada vez que tengo una novedad. Yo no me rindo. 
K.

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