Bueno, así estoy yo: indecisa. Ojo, tuve calzas hace unos años, cuando recién empezó la moda, en la época que se usaban solamente con algo un poco largo. No se veían calzas con remeras cortas, simulando un pantalón. Algo que hoy es super normal. Ya estamos todas acostumbradas a esta prenda que gusta o disgusta (no hay un término medio). De colores, estampadas, con tachas o las clásicas negras, todas son bienvenidas.
Vivo yendo de shopping con mi hermana y, cada vez que entramos a algún local, me obliga a probarme unas calzas, para que me vaya haciendo a la idea. "Se viene el invierno y no vas a querer salir con el típico conjunto que implica pollera y medias porque te vas a aburrir", me dice. Y tiene toda la razón. Veo a todas mis amigas animándose a las calzas y yo, siempre que me miro en el espejo del probador, quiero salir corriendo y llorar con un kilo de helado. Pero esa no es la solución. Así jamás voy a sentirme cómoda.
Y lo peor es que los jeans, cuanto más ajustados y chupines, mejor me quedan. Entonces, ¿por qué no puedo encontrar las calzas indicadas? Creo que mi grave error fue probarme unas en azul eléctrico vintage, que usaba mi madre cuando era joven y hoy son parte del placard de mi hermana. Son cancherísimas, lo sé, pero no puedo empezar de cero con algo así de shocking.
Me parece que la solución va a ser dejar los caprichos de lado y comprar un modelo clásico, como por ejemplo las engomadas. Obvio que en negro, para que estilicen. Si no me animo, jamás voy a saber si son cómodas o si se ganan mi odio. Igualmente, tengo el presentimiento de que las calzas son un camino de ida. Me voy a terminar encariñando y ahí, me voy a tener que bancar todos los te lo dije de mi hermana.
K.
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