miércoles, 15 de mayo de 2013

Adiós, Enio

"Lo importante para el artista es dejar algo a esta humanidad", decía Enio Iommi hace unos años en una de las ediciones de arteBA. Sin duda, el nos dejó mucho. 

© Justina Soulas

No sólo podemos ver sus esculturas en el Malba, sino también en varios espacios de Buenos Aires y el mundo. Los jardines del Museo de Bellas Artes, el Teatro San Martín y el Hotel Sheraton de Retiro son algunos de esos lugares. Hasta la ciudad de Cannes, en Francia, posee dos de sus obras. 







Hijo y hermano de artistas, Ennio Girola Iommi eligió el camino de las esculturas. Él hacía arte. Cuando no le gustaba el resultado final de una obra, la rompía. "Si quedaron en vida es porque las estoy apreciando", expresaba el escultor. 




Comenzó con el arte concreto argentino; luego, los trabajos geométricos con formas orgánicas; después, una etapa más violenta con materiales duros, como adoquines y alambres; y por último, las propuestas espaciales. 

© Gaby Messina

Nunca me voy a olvidar el día que lo conocí gracias a una de mis mejores amigas, que iba a visitarlo con su madre, amiga de Enio. Estuve en su taller, repleto de materiales y herramientas, que lo acompañó por todas sus etapas creativas. Y él, con los pies sobre la tierra y una mirada muy realista, nos dijo a mi amiga y a mí, que teníamos que estudiar una carrera que le haga bien a la humanidad. Y acá estamos, una fotógrafa y una comunicadora. 
K.

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